
El niño empezó a trepar por el corpachón de su padre, que estabaamodorrado en la butaca, en medio de la gran siesta, en medio del gran patio.Al sentirlo, el padre, sin abrir los ojos y sotorriéndose, se puso todo duropara ofrecer al juego del hijo una solidez de montaña. Y el niño lo fueescalando: se apoyaba en las estribaciones de las piernas, en el talud delpecho, en los...